jueves, 27 de marzo de 2025

¿Dónde está HOY la verdadera Iglesia católica romana?


Ver este estudio en video en el Canal STUDIVM VERITATIS
👉 https://www.youtube.com/watch?v=a0z1WAm1rFY


Imagina conocer a un hombre que al momento de nacer fue separado a la fuerza de su madre. Años después, recibe la noticia de que ella vive, aunque nadie sabe exactamente dónde está. Conmovido por la esperanza, decide buscarla sin importar el costo o el tiempo que le tome. Persigue cada pista, se queda en los lugares donde cree encontrarla y, aunque a veces confunda a otras mujeres con su madre, ¿le culparías por su perseverancia? ¿Dudarías de su amor o de sus intenciones?

Este relato ilustra la búsqueda de muchos católicos tras la muerte del Papa Pío XII en 1958 y la crisis que siguió al conciliábulo Vaticano II. Al ver la propagación de errores doctrinales, la alteración de los ritos que confieren el orden Sacerdotal y la imposición de una nueva Misa, entre otros contradictorios cambios, los fieles se lanzaron a buscar la verdadera Iglesia. Y si alguien se extravía en esa búsqueda, ¿no es responsabilidad de quienes tienen más conocimiento advertirle con caridad y claridad?

Con la desorientación posconciliar, surgieron sacerdotes independientes que, con buena intención, atendieron a los fieles que rechazaban el Novus Ordo, es decir, a la impostora iglesia católica nacida del Vaticano segundo. Algunos tenían jurisdicción otorgada por Pío XII, pero con el tiempo, muchos de estos clérigos fallecieron, dejando paso a otros ordenados sin la debida autorización, sin la jurisdicción que solo un Papa legítimo puede conceder, y además, sin la certeza de estar ordenados válidamente bajo un Rito católico desde 1968.

Aunque los clérigos tradicionalistas actuaron con deseo de proteger la fe, minimizaron la importancia de la jurisdicción apelando a un estado de necesidad sacramental de los fieles. Cuando los fieles comenzaron a cuestionar la validez de sus ministerios, en lugar de abordar sus inquietudes, muchos fueron desestimados o ridiculizados o marginados. Pero la Iglesia enseña que la fe debe recibirse bajo la autoridad del magisterio, y sin esta base, es inevitable que surjan dudas legítimas que obligan en conciencia a tomar prudente resguardo.

El Papa Pío IX dejó claro que no se puede dudar de la fe verdadera una vez recibida bajo la autoridad de la Iglesia (ver Dz 1794). Sin embargo, muchos tradicionalistas se aferraron a opiniones humanas y probabilidades teológicas, alejándose de la certeza que solo la enseñanza infalible del Magisterio proporciona. Al carecer de una jerarquía legítima, los fieles se han visto forzados a vivir con un conocimiento probable de la fe, sin alcanzar la certeza absoluta.

La Iglesia, por naturaleza, es perpetua y visible. Su médula espiritual es la sucesión apostólica ininterrumpida, que requiere tanto validez como licitud. Aunque hoy no podamos localizar esa jerarquía, contamos con las enseñanzas magisteriales, el Derecho Canónico y la Tradición para guiarnos en la oscuridad.

Por fallarle a Dios estamos bajo un fuerte castigo que lleva varias décadas. Pareciera ser que la Iglesia está extinta. Es un misterio como Dios restituirá la Iglesia luego de la apostasía de las naciones gentiles y de la Gran Tribulación, la jerarquía reaparecerá cuando Dios lo disponga, porque su promesa es infalible.

Los comentaristas del Apocalipsis sugieren que durante el reinado del Anticristo, la Iglesia se refugiará en el desierto (ver Apocalipsis 12). Santos como Francisco de Sales y el cardenal Manning, entre otros, explican que este será el único periodo en que la Iglesia no será visible. En efecto, para que el Anticristo se haga visible y sea derrotado por Cristo es necesario que la Iglesia no sea visible como antes la conocimos.

Nuestra responsabilidad moral, es seguir buscando y unirnos a la Iglesia con fe inquebrantable. En esto seremos probados y juzgados. Por eso no podemos conformarnos con soluciones improvisadas ni aceptar guías espirituales sin la autoridad legítima que solo Cristo puede otorgar a través de su Iglesia. Como el hombre que busca a su madre, debemos perseverar, confiando en que Dios revelará a su Iglesia cuando llegue el momento oportuno. Mientras tanto, seguimos en la búsqueda, con la certeza de que la verdadera Iglesia de Cristo puede estar eclipsada pero nunca desaparecerá, porque esa es su promesa eterna.


jueves, 13 de marzo de 2025

NOVENA EN HONOR A SAN BENITO ABAD en preparación a su Fiesta tradicional del 21 de marzo



Novena publicada en Barcelona en el año 1850 por la imprenta de Vicente Torras y José Corominas. El Ilmo. San Antonio Claret, Arzobispo de Santiago de Cuba, concede 80 días de Indulgencia a quien hiciere esta Novena, y otros 80 a los que rezaren con la debida devoción el día 21 dedicado al mismo santo Patriarca. El Ilmo. D. Jaime Soler, Obispo de Teruel, concede 40 días de Indulgencia.

Advertencias para hacer la novena.

Para que se haga con fruto esta Novena, será bien en ella confesar y comulgar, para que purificada el alma de las culpas, sean todas las obras hechas en gracia, meritorias de vida eterna, y más eficaces para conseguir el beneficio que se pide. Si le es imposible asistir y confesarse recuerde que puede realizar un Acto de Contrición con sincero arrependiemiento y propósito de enmienda.

Todos los días se ejercitarán, del mejor modo que pudieren, en practicar alguna virtud de los santos a quienes se consagre el día; y asimismo, en el decurso de dicha Novena procurarán ejercitarse en algunas obras de misericordia.

Para hacer esta novena, será muy del caso tener una imagen del Santo delante de los ojos, para con su vista excitar más el espíritu a la devoción. Si se pudiere hacer en la iglesia, será mejor; y si no, se podrá hacer en casa, haciéndola toda la familia en comunidad: pues son muy del agrado de Dios las oraciones que se hacen de común.

La intercesión que han de poner para alcanzar de Dios lo que se pide por medio del señor San Benito, ha de ser la pasión de Cristo y la pureza de María santísima, con la intercesión de todos los coros de los santos.

Quien quisiere ejercitarte en otras obras de devoción y mortificación en el decurso de esta Novena, podrá consultar con su padre espiritual, que siendo como debe ser, sabrá ordenarle lo que más le convendrá para el mayor adelantamiento de su espíritu.

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NOVENA EN HONOR AL LUCERO DE ROMA, GRANDE SOL DE OCCIDENTE Y PATRIARCA SAN BENITO, ABAD DE MONTE CASINO


Puesto de rodillas delante de una Imagen del Santo, levantarás tu corazón a Dios y con profunda reverencia y humildad le ofrecerás tus pensamientos, palabras, obras y oraciones a su mayor honra y gloria, honra de la Virgen Madre, y reverencia de San Benito; lo cual hecho, harás la señal de la Cruz, y dirás el acto de contrición.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y de haber correspondido con tanta ingratitud a vuestros beneficios; y así propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. Amén.

A continuación rezarás cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, con otros tantos Gloria Patri, en reverencia de las cinco llagas de Jesús, y de las cinco gracias que el Cielo le concedió a San Benito:

1) Tu Orden durará hasta el fin del mundo.

2) Entonces estará firme por la Iglesia romana y confortará a muchos en la fe.

3) Ninguno en tu Orden morirá, sino en estado de gracia: y si viviere mal, y no se enmendare, o será confundido y arrojado, o él se saldrá de la Orden.

4) A cualquiera que persiga tu religión, se le abreviará la vida o morirá desgraciadamente, si no se enmienda.

5) Todos los que amaren tu religión (el carisma contemplativo y monástico), tendrán buena muerte.


ORACIÓN INICIAL 

(adaptada de la oración compuesta por San Plácido, discípulo de San Benito).

Señor Jesucristo, que a mi maestro San Benito diste poder de alcanzar con tu Majestad lo que él quisiese: suplícote que por su santa intercesión merezca yo conseguir mi salvación, y lo que pido y deseo en esta Novena, si me conviene, y juntamente el que todos alaben tu santo Nombre. Amén.

DÍA PRIMERO – 13 DE MARZO

A LOS SANTOS PATRIARCAS

ORACIÓN: Omnipotente Dios y Señor de los Patriarcas, en quienes resplandeció la exaltación de vuestro santo Nombre, en la viva fe y rendida obediencia que practicaron, como se vio en Abrahán, Isaac y Jacob: ofrézcoos los merecimientos de estos santos y los de vuestro siervo San Benito, que siendo abad y prelado, redujo a la fe y camino de la verdad a muchas almas y las sujetó a la obediencia de la Iglesia: ruégoos, Señor, me concedáis una perfecta y pronta obediencia a vuestra Voluntad santísima y a todos mis superiores; una viva fe para creer las verdades divinas, y el conseguir la gracia que os pido en esta Novena, a mayor gloria vuestra. Amén.

Después de esta oración dirán tres Padre nuestros, tres Ave Marías, y un Gloria Patri, en reverencia del singular favor que le hizo Dios a San Benito, de que muriese orando. Y para que se vea cuán del gusto del Santo es esta devoción, no puedo dejar de decir lo que dice Santa Gertrudis en el libro 4 de sus revelaciones, cap. 11, y es, que se le apareció San Benito en el día de su felicísimo tránsito, vestido de rosas y flores, y le dijo estas palabras: «Cualquiera, que acordándose de mí, y de mi dichoso tránsito, me diere el parabién de los favores que la Majestad de Dios me hizo en que expirase orando, y de la singular gloria que por eso gozo en el Cielo, le asistiré como fiel singular patrón en la hora de su muerte, y me pondré como escudo fuerte y torre de defensa, al lado donde viere que el infernal enemigo asesta más sus tiros, y le llevaré conmigo a gozar los bienes eternos».

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Glorioso Padre y Patriarca San Benito, pues fuiste tan amado de Dios y de los hombres, siendo el más verdadero imitador de mi Señor Jesucristo, y el más fino devoto de su santísima Madre María: suplícoos, amantísimo padre mío, por aquel gran favor y misericordia que os concedió el Cielo, disponiendo que murieseis en pie y orando, me alcancéis el perdón de mis culpas, y verdadero arrepentimiento de todas ellas; aborrecimiento a los vicios, amor a las virtudes, con una firme perseverancia en ellas, que me defendáis del demonio y que no atienda a sus engaños; y asimismo os suplico, protector mío amantísimo, me alcancéis de la bondad infinita de mi Dios un ardentísimo amor suyo; para que olvidando las cosas de este mundo, persevere siempre en su amistad y gracia, y consiga de su misericordia una santa y dichosa muerte, y lo que pido en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios y salvación de mi alma. Amén.

Dicha esta oración, harán una breve pausa, y en ella levantarán su corazón a Dios, y con aquellos afectos que le diere a cada uno su devoción, le pedirá por los méritos de San Benito, lo que desea alcanzar en la novena.

ORACIÓN A SAN BENITO ABAD PARA TODOS LOS DÍAS

(Compuesta por el Papa Esteban III)

Dios te salve, discípulo de Cristo. Dios te salve, predicador de la verdad y doctor de las gentes. Dios te salve, predicador universal. Dios te salve, abad de abades. Dios te salve, pastor y mayoral del rebaño de la Iglesia. Dios te salve, columna de la fe. Tuyo soy yo, tuya es la iglesia lateranense, donde te criaste, y tuyo es finalmente el monasterio de Casino, donde habitas con tu corazón y las reliquias de tu cuerpo. No permitas que yo sea excluido de tu patrocinio: ampara la Sede apostólica: defiende de sus enemigos visibles e invisibles a esta monarquía de España y a todos tus devotos, que a tus pies están postrados con el alma y con el cuerpo, y pide por todos a Dios, para que nos gocemos de tu protección en esta vida y en la otra. Amén.

GOZOS EN HONOR A SAN BENITO

Pues ejemplar y dechado
De santos os hizo el Cielo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

De nobles padres nacisteis
En Nursia claro farol,
Luego os mostrasteis sol,
Con los rayos que esparcisteis,
Quedó Satán aterrado
Con tanta luz en el suelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Del mundo el vano esplendor,
Con sus dorados engaños,
Ya en vuestros primeros años,
Dejasteis con grande fervor,
El yermo más retirado
Fue solo el mayor consuelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Allí en un sacro instituto
De enseñanza misteriosa,
La perfección religiosa
Enseñabais con gran fruto,
En odo el orbe alabado,
Fue un tan encendido celo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Los delicados primores
De vuestra virtud tuvieron
Contrarios que los quisieron
Manchar con tristes rencores;
Mas el veneno brindado,
Cedió a vuestro desvelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Mostráronse allí rendidas,
A vuestro imperio las fieras,
Obedeciendo ligeras,
Con peligro de sus vidas,
Un pan que fue emponzoñado
Tomó un cuervo sin recelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

De los milagros que obrasteis
Hablan aun los elementos,
Pues que de raros portentos,
Confiesan vos los llenasteis:
Testigo bien abonado,
Es de tal poder el Cielo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Las religiones tomaron
De vuestra regla la norma,
Y una perfecta reforma
En su instituto llevaron,
Del más religioso estado
Os puso Dios por modelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

A vuestra vida admirable
Y de méritos muy llena,
En premio el Cielo ordena,
Una gloria incomparable,
De luces muy esmaltado,
Dirigiste a Dios el vuelo:
Benito, por nuestro consuelo,
Sed protector y abogado.

Antífona (a Jesús crucificado): Se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz: Por eso Dios lo exaltó, y le dio el nombre que es sobre todo nombre.

℣. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.

℟. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

ORACIÓN

Dígnate, Señor, mirar por esta tu familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo no vaciló ser entregado en manos de los malvados y sufrir el suplicio de la Cruz.

Antífona (a Santa María): Porque el Señor miró a su humilde esclava, he aquí que todas las generaciones me dirán Bienaventurada.

℣. Hazme digno de alabarte, oh Virgen Sacrosanta.

℟. Dame virtud contra tus enemigos.

ORACIÓN

Concédenos, oh Dios misericordioso, el auxilio a nuestra fragilidad, para que, quienes conmemoramos a la Santa Madre de Dios, por el auxilio de su intercesión, resurjamos de nuestras iniquidades.

Antífona (a San Benito Abad, del Rito Monástico): Hoy San Benito ascendió al Cielo a la vista de sus discípulos por el camino recto del Oriente: hoy expiró con las manos levantadas, entre palabras de oraciones: hoy fue recibido por los Ángeles en la Gloria.

℣. El Señor conduce al justo por vías rectas.

℟. Y le muestra el reino de Dios.

ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios, que en el día de hoy liberaste a tu bienaventurado Confesor San Benito de la prisión de la carne y lo elevaste al Cielo: concédenos, te suplicamos, a tus siervos que celebran esta fiesta, la remisión de todos sus pecados, para que quienes, con ánimo exultante se congratulan de su gloria, puedan por su intercesión ante Ti participar de sus méritos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

DÍA SEGUNDO – 14 DE MARZO

A LOS SANTOS PROFETAS

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Soberano Dios y Señor de los profetas, en quienes resplandeció el celo de vuestra honra; como se vio en Moisés, Elías y Eliseo, amados profetas de vuestro pueblo: ofrézcoos los merecimientos de estos santos y los del señor San Benito, a quien diste tan ardiente celo de vuestra honra, que con él redujo a pavesas los ídolos de Casino, desterrando de toda aquella tierra sus simulacros y falsas adoraciones, procurando solo el culto y adoración de vuestra Divina Majestad en todos sus habitadores: y asimismo le diste en él, eficacia particular, para echar los demonios de los cuerpos de los hombres: suplícoos humildemente me concedáis gracia, para perseverar siempre en vuestra adoración y culto, para vencer todas las tentaciones del infernal enemigo, y finalmente la gracia que os pido en esta novena para mayor gloria vuestra, si me conviene. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DÍA TERCERO – 15 DE MARZO

A LOS SANTOS APÓSTOLES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Señor y Dios de los Apóstoles, en quienes resplandeció lo más heroico de la pobreza: como se vio en San Pedro, San Andrés y Santiago, que por seguir a vuestra Majestad, hasta las redes dejaron: ofrézcoos los méritos de estos santos, y los de vuestro siervo, y mi patrón San Benito, a quien diste tan grande amor a la pobreza, que por vuestro amor dejó nobleza y patrimonio rico, ofreciéndose a seguir los consejos del Evangelio; negándose a sí, y a todas las cosas del mundo, para que Vos solo entraseis a poseer su corazón: ruégoos, Señor mío, me alcancéis un verdadero desprecio del mundo y sus encantos, que os siga por el camino de la perfección, y que consiga, si es honra y gloria vuestra, la petición que os hago en esta novena. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

 

DÍA CUARTO – 16 DE MARZO

A LOS SANTOS MÁRTIRES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Enamorado Dios y Señor de los Mártires, en quienes resplandeció lo más fino del amor, y la más constante fortaleza; como se vio en San Esteban, San Lorenzo y San Vicente, invictos mártires vuestros; ofrézcoos los merecimientos de estos santos, y los de vuestro más enamorado Benito, que como mártir soberano se enardecía en vuestro amor, padeciendo trabajos y venciendo innumerables dificultades, para reducir al verdadero conocimiento a muchos idólatras pecadores: suplícoos de todo corazón, me concedáis un ardentísimo amor vuestro, con que perpetuamente os sirva y agrade, y consiga el favor que pido en esta Novena, a mayor honra de vuestra divina Majestad. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DIA QUINTO – 17 DE MARZO

A LOS SANTOS PONTÍFICES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Dios y Señor de los Pontífices, en quienes se vio y resplandeció lo más admirable de la prudencia; como se vio con singularidad en los seis Gregorios santos, hijos de San Benito y pontífices supremos: ofrézcoos los merecimientos de estos santos, y los de vuestro siervo y amabilísimo padre mío San Benito, a quien diste tanta prudencia en el gobierno de sus monasterios y súbditos, que instruyendo a unos, enseñando a otros; mandando a unos, y tolerando a otros, los redujo a todos al suave yugo de la obediencia y perfección monástica: ruégoos, Señor, me concedáis, por la prudencia y virtudes de tan gran prelado, gracia para gobernar mis acciones en vuestro santo servicio, para observar los mandamientos, dar buen ejemplo a todos; y si conviene lo que pido en esta Novena para salvación de mi alma. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DÍA SEXTO – 18 DE MARZO

A LOS SANTOS DOCTORES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Dios y Señor de los Doctores, en quienes resplandeció la más preciosa sabiduría; como se vio en San Jerónimo, San Agustín y San Ambrosio: ofrézcoos los merecimientos de estos santos, y los de vuestro siervo y amantísimo padre mío San Benito, en quien pusiste tanta sabiduría, que por ella mereció ser aclamado por doctor de las gentes, y predicador universal, y le revelaste altísimos secretos para enseñar vuestra santa ley a tantos hijos y pueblos, con su santa regla y predicación evangélica: suplícoos, Señor, me concedáis gracia, para que yo sepa temeros y agradaros, que es la verdadera sabiduría, y que venciendo mis pasiones y tentaciones os sirva siempre, y que logre, si conviene, el favor que os pido en esta Novena, y la gloria que deseo. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DÍA SÉPTIMO – 19 DE MARZO

A LOS SANTOS CONFESORES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Dios y Señor de los Confesores, en quienes resplandeció lo más elevado de la oración y lo más profundo de la humildad; como se vio en San Francisco de Asís, San Francisco de Paula y San Ignacio de Loyola, confesores sagrados y esclarecidos fundadores de sus religiones: ofrézcoos los merecimientos de estos santos, y los de vuestro siervo San Benito, a quien hicisteis excelente en la oración, con tantos y tan repetidos éxtasis, raptos, visiones y divinas revelaciones; y tan maestro en la humildad, que la dejó en doce grados explicada a sus hijos, como inmutable legado y cláusula permanente en el testamento de su santa regla: suplícoos, Señor, me concedáis una profunda humildad y conocimiento de mi bajeza, abstracción de todo lo terreno, para que así pueda mejor darme a la oración y contemplación de los divinos misterios, lo que confió alcanzar, como también la gracia que pido en esta Novena, y la vida eterna. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DÍA OCTAVO – 20 DE MARZO

A LAS SANTAS VÍRGENES

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Dios y Señor de las Vírgenes, en quienes resplandeció lo más cándido de la pureza; como se vio en Santa Catalina, Santa Bárbara y Santa Lucía, vírgenes y fieles esposas vuestras: suplícoos, por los merecimientos de estas santas, y de vuestro siervo y amantísimo padre mío San Benito, a quien diste tal espíritu de pureza y castidad, que por no manchar su alma con el menor rastro de impureza, tuvo por mejor quebrantar su cuerpo con las crueles espinas de una zarza: suplícoos, Señor, me concedáis aquella pureza de alma y cuerpo que concedisteis a San Benito, y que sean castos y puros mis pensamientos, palabras y obras, para que de esta suerte venza con vuestra gracia las baterías del demonio, y consiga lo que os pido y suplico en esta Novena, si ha de ser á mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.

  

DÍA NOVENO – 21 DE MARZO

A LOS SANTOS ANACORETAS

Por la señal...

Acto de Contrición, cinco Padre nuestros, con sus Avemarías y Glorias, y Oración Inicial.

ORACIÓN: Dios y Señor de los Anacoretas, en quienes resplandeció lo más austero de la mortificación y penitencia, y lo más rígido de la soledad y retiro; como se vio en San Pablo, San Antonio y San Hilarión, príncipes de los desiertos y asombros de penitencia; ofrézcoos los merecimientos de estos santos, y los de vuestro siervo San Benito, a quien disteis tanto amor al retiro del desierto y a lo áspero de la penitencia, que siendo de 14 años, aborreciendo la casa de sus padres, siendo tan noble, opulenta y rica, la trocó por lo tosco de un sayal, por el rigor de la mortificación, y por lo solitario de los montes; retirándose al desierto de Subiaco, para lograr mejor vuestros cariños en lo más escondido de su corazón: suplícoos, Señor, que por su soledad y penitencia, me concedáis una verdadera mortificación de potencias y sentidos; para que desde hoy mi corazón no apetezca ni busque más riqueza ni consuelo que a Vos, que sois todo mi bien, toda mi esperanza y posesión. Así lo confío alcanzar de vuestra misericordia, y juntamente la gracia que os pido en esta Novena, si me conviene; y con ella cuanto sea de vuestro agrado, y la felicidad eterna. Amén.

HIMNO «Láudibus cives resónent canóris», DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS DE SAN BENITO DEL OFICIO DIVINO (Compuesto por Dom Pedro de Montboissier el Venerable, abad de Cluny)


Resuenen con sonoras alabanzas
Y cántense los himnos en los templos
En este día en que Benito sube
Al alcázar altísimo del cielo.

En la flor de sus años infantiles,
Cuando moraba en el paterno techo,
Pasaba puros sus hermosos días
De solitaria cueva en el silencio.

Entre malezas y ásperos abrojos
Venció al orgullo de la carne fiero,
Y de perfecta retirada vida
Escribió los insignes documentos.

Del torpe Clario el ídolo y el bosque
A Venus dedicado destruyendo,
Levanta en su lugar al gran Bautista
En aquel monte consagrado un templo.

Y morador feliz del alto Olimpo,
Y entre coros seráficos ardiendo,
Triunfa y alienta de sus caros hijos
El dócil corazón en este suelo.

Al Padre sea honor, y honor y gloria
Sea también al sempiterno Verbo,
Y al que de ambos procede Santo Espíritu,
Dios uno, sea honor en todo tiempo. Amén.

Se proseguirá con los Padre nuestros y Ave Marías, y con todo lo demás, como queda dicho en el primer día.